Esta es la evolución de un postre que solía pedir siempre cuando iba a cenar a un local llamado “Mil catas” en la ciudad de San Sebastián. Aquella versión era líquida y se trataba básicamente de chocolate, aceite de oliva y sal. Sencillo pero genial.
Aquí lo hemos convertido en bizcocho y hemos incorporado un poco de jengibre para darle frescor y un punto picante. El aceite de oliva lo tenemos flotando sobre el pastel, como deber ser, pero esferificado!
Para llegar a este resultado tengo que referirme a otro lugar al que soy asidua (cuánto se aprende y como se inspira uno cuando come aquí y allá!! ) se llama “Kata4” también en Donostia.
Allí emplatan el tiradito de atún, además de con flores comestibles y leche de coco, con aceite de oliva extra esferificado (impresionante de bueno).
La verdad es que es un placer paladear el aceite con nuevas texturas como esta, esférica y explosiva!
Hice mis averiguaciones para poder traérmelo a casa y cocinar con él, y descubrí la tienda on line “Erase un Gourmet” donde, y sé que se os está dibujando una sonrisa de oreja a oreja, lo tienen además en varias versiones… con albahaca, wasabi, trufa.. una bomba!
El asunto, vaya por delante porque no quiero tener nada que ver en la locura que estéis a punto de cometer, es que una vez se entra en “Erase un Gourmet” es difícil salir 🙂
Esto es como ir a Ikea, uno va a por un marco para colgar una lámina, así a tiro hecho, pero una vez dentro… hay tantas cosas, tan fantásticas, y tan asequibles…. De hecho yo no sé si tenéis “Prestat” en Barcelona o Madrid, pero en mi maravillosa cuidad tenemos una playa preciosa si, pero no hay forma de encontrar esas tabletasde chocolate ideales que parecen diseñadas por Willy Wonka.
Así que para los que no tenemos la suerte, o lo contrario, de vivir en una gran urbe lo de las tiendas on line es como la teletransportación.
Y ahora que he compartido con vosotros información privilegiada (veo ya bolitas de caviar de aove en más de una casa… para postres, para cremas, para ensaladas, para canapés…) os cuento el “cómo se hizo” de estos pastelitos que una vez desmoldados.
Por efecto del papel de horno que les marca unos relieves, me recordaron a los corchos de las botellas de champán (va a ser que estoy ya pensando en la Navidad), un postre por eso, absolutamente festivo y muy apropiado para estas fiestas
INGREDIENTES:
- 75 g de mantequilla.
- 90 g de azúcar.
- 3 huevos L.
- 170 g de chocolate (en onzas)
- Una pizca de Jengibre.
- Una pizca de sal.
- 40 g de chocolate para decorar.
PREPARACIÓN:
- Batimos el azúcar con la mantequilla hasta que blanquee.
- Incorporamos las yemas de los huevos y mezclamos de nuevo.
- A continuación añadimos el chocolate derretido con cuidado en el microondas, tratando de que se funda muy lentamente y sin que la temperatura se eleve demasiado.
- Añadimos la sal, el jengibre y mezclamos.
- Agregamos las claras, previamente batidas a punto de nieve, y removemos con mucho cuidado para que la mezcla esté bien aireada y no baje demasiado.
- Engrasamos el molde para los bizcochos (el que he usado es uno de Ikea con huecos estrechos y profundos) y forramos con papel de horno para que sea más sencillo desmoldar. (opcional).
- Vertemos la masa hasta 3/4 partes de la cavidad.
- Horneamos a 180º durante media hora. Dejamos enfriar y desmoldamos.
- Decoramos con chocolate fundido y caviar de aove.
Esta receta que he llamado “tapones de chocolate, jengibre, y caviar de aove” está llamada a triunfar allí donde se presente. Es original y vistosa, muy de fiesta, de pequeño tamaño para poder dosificarse; uno, dos… todos!!!y probablemente uno de los postres de chocolate más fáciles de preparar.
Se pueden dejar hechos uno o dos días antes, y salsear y adornar con el aceite esferificado justo antes de servir.